Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir.
Si estás “allá abajo”, sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo de esta historia. Sacude la tierra y sube sobre ella.
Muchas veces pensamos que cuando nos echamos al ruedo de la vida siempre debemos ganar, pero no siempre será así siempre encontraremos dificultades, obstáculos de toda indole, pero lo importante no es cuantos golpes recibamos, cuanto nos critiquen, lo importante es no desistir , es siempre luchar por esa meta, ese sueño que tenemos.
La vida cristiana también es así es dura de llevar y mantenernos en pie, el mundo cada vez se degenera más y como cristianos luchamos más por seguir adelante, pero querido amigo, querido hermano quiero decirte que no estás solo, Cristo ya venció por Ti y por Mí, el vino a este mundo y sufrió al igual que nosotros, fue menospreciado, maltratado, sufrió el oprobio, la humillación, la soledad, pero El venció, salió Victorio por amor a nosotros, para que tuviéramos una vida mejor y un regalo inmerecido "La vida Eterna", por eso debemos luchar, porque un día podamos estar con Cristo por la eternidad.
No te rindas sigue adelante y así como el Caballo de esta anécdota puedas salir vencedor del pozo donde hoy te encuentras.
"Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20"